sábado, 5 de enero de 2008

Hachazos

Es conmovedor comprobar estos días en televisión cuán preocupados están los españoles por el ataque que ha sufrido José Luis Moreno en su casa por unos ladrones bastante brutos. En los telediarios es una noticia preferente. Los primeros días se cuenta el suceso y se habla de él como si estuviera muerto, mostrando imágenes de Moreno en su mansión impresionantemente hortera al piano, cual fantasma de la ópera. Más tarde, las cámaras lo captan a la salida del hospital, y él responde saludando desde lejos como una reina, agitando con delicadeza la mano con un leve giro de muñeca. Días después, ya en su casa, la cámara hace un plano general del empresario en un salón decorado con "Sorollas" y otras inversiones, y luego busca el detalle, las marcas de la tortura, las huellas del ataque, el hachazo en la cabeza. Él se explaya contándonos cómo se siente, cómo lo ha vivido y dando consejos a la gente sobre que no tengan cosas de gran valor en su casa. Llegado este punto, hasta parece que está disfrutando de la situación.

Estos días también rueda otra noticia, no tan importante, por supuesto, sobre la ola de violencia que está invadiendo Kenia. Después de ganar las elecciones Mwai Kibaki, el líder de la oposición, Raila Odinga, que no aceptó su derrota, denunció lo que considera un fraude electoral. Desde entonces hay ataques entre los kikuyo y los luos. Bandas armadas con machetes están saqueando, matando y quemando vivas a muchas personas. Pero esto no importa, no interesa. Como son negros y pobres, qué más da. No es nada nuevo, pero no puedo olvidar la imagen de un niño que había recibido un machetazo en la cabeza, y sangraba, sangraba sin parar. Ellos no interesan. Mientras, decían las noticias, los turistas no han visto afectada su estancia en las zonas turísticas y disfrutan de su estancia sin problemas.

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