jueves, 30 de octubre de 2008

La Presidenta


He descubierto en un blog una entrevista a José Antonio Zarzalejos, director de ABC hasta 2008, año en que fué cesado. La entrevista es larga, pero creo que merece la pena leerla. Por eso voy a pegar a continuación un fragmento de la entrevista en el que habla de Esperanza Aguirre, que no tiene desperdicio, y a continuación un enlace a la misma.


"¿Las presiones políticas en su segunda etapa como director de ABC eran soportables? ¿Eran las habituales? Sobre todo comparándolo con la situación actual en la que, según dice, los políticos tienen un papel muy determinante en la toma de decisiones.


Supongo que en la actualidad, conociendo a Esperanza Aguirre como la conozco desde hace muchos años, es insaciable. En mi época yo no consentía las presiones y tenían que ejercerlas a mis espaldas, tratando de puentearme normalmente a través de miembros del Consejo de Administración. Pero en alguna ocasión, eran presiones absolutamente directas que yo no consentí jamás. No he tenido nunca presiones tan fuertes como las de Esperanza Aguirre, una persona que se define como liberal y que tiene siempre la palabra ‘libertad’ en la boca. También la tenía cuando expulsó a Germán Yanke y a Pablo Sebastián de Telemadrid, ¡la cadena que probablemente le rinde más culto a la personalidad! Y es que Aguirre es una persona que, sobre todo, es vanidosa. Después, creo que es bastante ignorante, le faltan unas cuantas lecturas, por no decir muchas. Y finalmente es una persona miserable, con una ambición poco controlada y un entorno de colaboradores que me voy a limitar a calificar como complicado. No conozco a ningún personaje político con poder político y económico que tenga un comportamiento más alejado de algunas prácticas democráticas respecto de los medios de comunicación que Esperanza Aguirre. ¡Y eso que yo he crecido profesionalmente en el País Vasco!


Vaya, que cuando llegó a Madrid ya estaba fogueado.


En el País Vasco tenía enfrente al PNV. Eran nacionalistas y yo ya sabía qué podía esperar de ellos. Allí había incomunicación y hostilidad. En cambio, en Madrid, donde no había ni incomunicación ni, a priori, hostilidad, me he encontrado con una mujer intervencionista, intolerante, que encaja mal las críticas, impertinente y con aquella especie de chulería que ella tiene. Y con esa vanidad de hacerse una biografía autorizada titulada La Presidenta. Todo esto conforma una personalidad política verdaderamente preocupante. Sin embargo, creo que en el PP le han tomado la medida."




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