lunes, 16 de junio de 2008

Mi reino por unas entradas para el concierto de Tom Waits

1. INT. SANTA ROSA, CALIFORNIA, CUARTO DE BAÑO - DÍA

Por la ventana entra luz natural y sonidos de remanso de paz que vienen del jardín (pajaritos, aleteo de mariposas, una abeja libando y algún que otro gusano oreando la tierra en la que están plantadas hermosas flores y árboles frutales). En el espejo que está encima del lavabo se refleja la imagen de un hombre con el pelo revuelto lavándose la cara. Tiene barba de un par de días y es bastante feo. Se queda unos segundos mirándose absorto, todavía despertando, con los ojos hinchados de dormir y la boca un poco entreabierta. Coge una toalla y se seca un poco la cara. Acto seguido abre el agua de la ducha y entra en la bañera. Es un cuarto de baño de estilo rústico provenzal y con todo tipo de detalles, incluido un panel de hidromasaje en el interior de la ducha. El tipo de cara fea prueba el agua con la punta del pie y va entrando poco a poco y que se deja mojar desde la cabeza hasta los pies. Entonces deja ir un suspiro profundo entre estremecido y de placer, con una voz grave, profunda y estropajosa. Empieza a ducharse y canturrea una melodía que parece infantil. Su voz cavernosa y renqueante, como un carro viejo subiendo una cuesta empedrada, convierte esa melodía en algo más evocador del ladrón de cadáveres para el museo de cera que de una canción para saltar a la comba.

Cuando acaba de ducharse se cubre con un albornoz de estampado de tigre con los ribetes y el cinturón en negro y se calza unas pantunflas de toalla rojo sangre. Sale del cuarto de baño y pasando por la suite se dirige al pasillo en donde hay una silla eléctrica en la que baja hasta el recibidor. La casa es de colores luminosos y de estilo campestre pero muy cuidada. Llega a la cocina, andando perfectamente, por lo que se deduce que el uso de la silla eléctrica es más bien una extravagancia. En la mesa de la cocina encuentra un servicio preparado y una nota: He comprado mermelada de albaricoques con canela, está al lado de la cafetera. Si quieres crêpes llama a Rosita, estará en el jardín.

El tipo abre la mermelada y la huele entrecerrando los ojos. Se prepara un expresso y, mientras, come cucharaditas de mermelada. Da un sorbo al café y entonces parece que despierta definitivamente porque abre los ojos del todo por primera vez en la mañana. Entonces mira el calendario de 2008 que cuelga de la pared y se acerca llevando un dedo índice hasta un día: 2 de junio. Bajo el 2 hay anotados unos datos: Bcn, 9 h. Entonces mira el reloj de la pared con varias esferas que marcan la hora en diferentes lugares del mundo y se ríe. Se ríe con una carcajada sonora, estruendosa, como un trueno que no cesa. Parece la carcajada de Lex Luthor o del Doctor Maligno. Pero no, es la carcajada de Renfield.


2. EXT. JARDÍN - DÍA

Las oruguitas se esconden entre las patatas y los insectos vuelan o corren hacia tierras más seguras.





Tom Waits escuchando a las oruguitas en los alrededores de su casa de Santa Rosa

4 comentarios:

bitxuverinosa dijo...

las orugas leen la biblia a la sombra de un bonsai gigante

siento que no consiguieses entradas :(

P dijo...

Sonrisa blanca con olor :D

Anónimo dijo...

Dicen que las profecías se cumplen de manera inexorable. Los billetes tal vez sean su última comida, pero las monedas no creo. Pero seamos sinceros, los hombres algún día serán juzgados por los animales, por tantos crímenes contra ellos. El hombre, con adelantos tecnológicos increíbles, sigue asesinando animales para tragárselos, como deporte, o para lucrarse, etc.; como en la era de las cavernas sigue tragando alimentos cadavéricos... Cuando veo camiónes llenos de jaulas de pollos que son llevados a las granjas y mercados para ser cobárdemente asesinados, veo trenes de carga, llenos de judíos, que eran transportados a los campos de exterminio por los nazis con el mismo fin, no veo la más mínima diferencia en ambos hechos, salvo que los pollos no pueden defender su legítimo derecho a la vida, porque no pueden hablar, nadie se conmueve de su tragedia. Pero nada escapa a la Ley, "ojo por ojo y diente por diente", y, "el que a hierro mata a hierro muere". El fin de la humanidad es inexorable.
Atentamente: Jaime Deff
E-mail: grancosmos@hotmail.com

Meli dijo...

Sí que me gusta, perdona que haya tardado tanto en contestarte, no he visto tu comentario hasta hoy.
Un abrazo